“Nunca estuvo en mi cabeza [la renuncia]. Por el momento, no. ¡Realmente!”, afirmó Francisco, de 85 años, quien aclaró que podría evaluar la salida del cargo en caso de que en algún momento sufriera algún problema de salud que le tornara imposible estar al frente de la Iglesia. Consultado sobre cuándo piensa que eso podría ocurrir, respondió: “No lo sabemos. Dios lo dirá”.
• Además, negó los rumores que indicaban que le habían detectado cáncer. “Fue un gran éxito”, dijo en referencia a la operación, agregando entre risas: “Los médicos no me dijeron nada”. Por eso, calificó a esas conjeturas como “chismes de palacio”.
• Respecto de la lesión en su rodilla derecha que lo obligó a movilizarse en silla de ruedas y en los últimos días a utilizar un bastón, contó que sufrió una “pequeña fractura”, además de la inflamación de un ligamento. “Estoy bien, mejorando lentamente”, comentó.