
Los simulacros, en el que la Fuerza Aérea surcoreana movilizó sus aviones de combate F-35A y los estadounidenses desplegaron cazas F-35B y F-16, “muestran la firme determinación de la alianza entre Corea del Sur y EE.UU., y su perfecta disposición para responder a cualquier provocación de Corea del Norte de manera rápida y masiva”, declararon las autoridades surcoreanas.