
Durante la guerra de Corea y en los años de la posguerra, Seúl hacía lo posible para que las tropas de la ONU, dirigidas por EE.UU., se quedaran en su territorio más tiempo. Y a pesar de que la prostitución era y es ilegal en Corea del Sur, el Gobierno organizó ‘estaciones de solaz’ o llamados ‘pueblos campamento’, construidos directamente alrededor de las bases militares estadounidenses, informa el periódico The New York Times.