
El hijo del presidente estadounidense puede enfrentar una pena máxima de 25 años en prisión.
Sin embargo, los expertos señalan que este escenario es poco probable debido a una serie de factores que podrían inclinar la balanza hacia la libertad condicional:
el hecho de que el hijo del mandatario afirmara que desde 2019 no ha vuelto a consumir alcohol;
que el arma en cuestión no estuviera asociada con ningún otro delito y la haya tenido en su posesión durante 11 días;
y que su compra fuera realizada hace casi 6 años.