Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia: “EE.UU. busca organizar una revolución de color y un golpe en Bielorrusia”

Occidente comenzó a preparar protestas en Bielorrusia mucho antes de las elecciones presidenciales de este país, sostiene el Servicio.

El director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, Serguéi Naryshkin, ha declarado este miércoles que EE.UU. “intenta organizar una revolución de color y un golpe anticonstitucional en Bielorrusia”.

En un comunicado citado por TASS, Naryshkin asegura que los acontecimientos en Bielorrusia “muestran claramente la huella de Occidente”, y como “desde el principio” las protestas en este país “han sido bien organizadas y coordinadas desde el exterior”.

Concretamente, el Servicio de Inteligencia Exterior dispone de información que apunta al “papel clave” que juega EE.UU. “en los actuales acontecimientos en Bielorrusia”, señala el jefe del departamento.

“20 millones de dólares para organizar protestas”

Naryshkin afirma que Occidente comenzó a preparar las protestas mucho antes de las elecciones presidenciales y que, entre 2019 y principios de 2020, EE.UU. asignó alrededor de 20 millones de dólares a través de varias ONG para organizar manifestaciones contra el Gobierno.

Este dinero se utilizó para formar una red de ‘blogueros independientes’ y de cuentas informativas en las redes sociales” y para “preparar a los activistas para las acciones callejeras”, indica el director del Servicio, agregando que los más “prometedores” fueron “formados en el extranjero”, en particular, en Polonia, Lituania y Ucrania

De hecho, EE.UU. “ha tomado bajo tutela” a la excandidata presidencial Svetlana Tijanóvskaya y a otros activistas de la oposición que “están siendo promovidos como líderes populares y futuros líderes de la ‘Bielorrusia democrática'”, destacó Naryshkin. Asimismo, subrayó que, en los contactos con aliados europeos, Washington insiste en la necesidad de aumentar la presión sobre Minsk para inducir al liderazgo legítimo de Bielorrusia a entablar un diálogo con el llamado consejo coordinador sobre la “transferencia de poder”.

“De hecho, estamos hablando de un intento mal encubierto de organizar otra revolución de color y un golpe anticonstitucional, cuyas metas y objetivos no tienen nada que ver con los intereses de los ciudadanos bielorrusos”, denunció Naryshkin.

Las protestas en Bielorrusia empezaron el pasado 9 de agosto, después que se anunciara que Alexánder Lukashenko, que está en el poder desde 1994, ganó las elecciones presidenciales al obtener el 80,1 % de los votos.

Su principal rival y líder de la oposición, Svetlana Tijanóvskaya, quien según el conteo oficial fue votada por el 10,12 % de los electores, no reconoció los resultados de los comicios. Los manifestantes tampoco confían en estas cifras y exigen repetir las elecciones.

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